jueves, 28 de marzo de 2013

ELLOS






Brujos, cultores de una magia primitiva, apenas diferente a la bestialidad de un impulso 

esencial de sangre y saliva en su fibra más intima. 

Hechiceros, adoradores de lo instintivo de mirar, de pensar con lo táctil, predecir la suavidad, 

la textura... el sabor de una turgencia entre comisuras.

Magos, adictos a la fiebre, al rubor de la cercanía de un susurro sobre los hombros. 

Celebrantes de un ritual de erecciones, de escalofríos haciendo estelas de deseo 

señalando vías inquietas, donde las manos despliegan el furor erógeno de piel erizada. 

Artistas de las caricias más descontroladas, de los roces más profundos que llegan en 

penetraciones de pasión creciente. 

Alquimistas de los gemidos hasta el susurro, entre el  calor que se disipa en respiraciones

 cada vez menos agitadas.



(Tu piel es el último sueño)

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